«Somos las que estábamos esperando»
Mujeres que no se rinden

Somos mujeres, obreras, y nuestra palabra no será callada.
Nuestra legitimidad para ocupar un libro nadie la ha autorizado. Nosotras mismas nos la hemos tomado.
Hemos estado escribiendo este libro más de un año. Lo cierto es que no tenemos prisa porque somos las que estábamos esperando.

Las palabras que contiene este libro pertenecen a mujeres que jamás hubieran podido escribir un libro.

«Nunca pensé que pudiera escribir un libro porque soy una prestada de vivienda, porque no sé escribir ni casi leer. A mi que haya una familia en la calle me llega mucho y no puedo. Por eso no hay desahucio donde no esté, defendiendo».

Asun, activista por el derecho a la vivienda de Madrid

Como Asun, está Aurora, una niña maltratada, que luego ha continuado siendo maltratada por una economía que la ha obligado a trabajar en negro, toda su vida, en el aparado del calzado en Elche.

«He salido de los hoteles pensando que no era nadie que no valía para nada.»

Yolanda, Kellys Benidorm

Estas mujeres han sido despreciadas por sus jefes, padres, autoridades por haber trabajado en recoger los residuos de una gran ciudad, en residencias de ancianos o cuidando a dependientes empobrecidos.
Son mujeres a las que han violentado sobremanera y que han respondido a eso siempre trabajando por el bien común.

Nuestra invitación ofreció a estas mujeres desde el principio absoluta libertad para contar lo que desearan. Sin limitaciones.
Lo que une a estas mujeres es ser las que sostienen todo, a menudo contra el funcionamiento del mundo.

Decidimos titular el libro​ «Somos las que estábamos esperando» porque en su proceso de escritura cobramos conciencia de que lo que unía a todas estas mujeres es que son mujeres que resisten, no se rinden ni les gana el miedo y que están dispuestas, siempre, a poner su cuerpo y todo su talento en juego para lograr lo que ninguna institución, saber ni poder establecidos garantiza a cualquier ser humano. Algo tan imprescindible como defender pan, techo y trabajo.

«Yo me veo como el ave Fénix que resurge de sus cenizas: cuando piensas que estás acabada, tiras adelante, y piensas por toda la gente que no puede luchar que ya vendrán a tirar con nosotras para adelante.»

María José, Plataforma de Afectados BB Serveis

Llegó ese virus, y llegó también el confinamiento, el miedo y ellas se pusieron a hacer mascarillas (las aparadoras del calzado de Elche), a hacer sindicalismo con o sin sindicatos para poder continuar trabajando y velando también por la salud de aquellas personas para las que trabajaban: de la ayuda a la dependencia, de las residencias de mayores, las trabajadoras de los supermercados, de los hoteles, de servicios abordo de Renfe, de Correos en lucha, … para poder seguir cuidando sus vidas y su trabajo.

Estas mujeres hacen lo que dicen y dicen sobre lo que hacen, y así han sobrevivido a la cárcel, los desahucios y a violaciones y expolios por su clase social, su origen, su temperamento.
Muchas de estas mujeres pertenecían a la campaña de No+precariedad aunque no somos el libro de esa campaña. Las mujeres se sumaron a título individual, no como representantes de lucha alguna.

La asamblea la sustituyó en el tiempo un grupo de whatsapp donde el grupo fue cohesionándose, sugiriendo nuevas incorporaciones, aprendiendo a respetarse.​

Estas mujeres lucharán mientras estén vivas.
Ellas marcan una línea roja de lo que no van a permitir, cueste lo que cueste porque saben que no se rendirán sino las matan.
De ellas podemos aprender «lo que no puede ser». También lo que puedes ganar si no te rindes.

Necesitaremos leer, incluso continuar escribiendo este libro para este tiempo que se abre que ya es el de mayor empobrecimiento y expolio que hemos vivido.
Hambre y temor eso es lo que nos espera si no nos damos cuenta de que nuestra mayor obligación es no permitir ni una cosa ni la otra.»


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