Madrid, la capital de la Paz en la que se desahucian menores
¿Qué paz tendremos en Madrid sin garantizar derechos fundamentales?
Hoy, 21 de abril, PAH Vallekas madrugaba: teníamos tres desahucios a las 7 de la mañana. Dara y Miguel en Entrevías; y en la calle Puerto Alto dos familias en el mismo edificio: la de Loubna y la de Justo. Hemos logrado parar el primero… ¡y sufrido la ejecución de los segundos!
Los casos de Loubna y Justo: indefensión ante el banco y ante el juzgado
Loubna, Justo y otra familia acudieron a la asamblea en enero. Vivían en tres pisos de la calle Puerto Alto 12, junto al Bulevar. El edificio es propiedad de la constructora Alcalá 70, en quiebra desde que estalló la burbuja. La constructora es vuejo conocido de PAH Vallekas: también consta como propietario del bloque de Obra Social Llerena. Bankia, acreedora de la hipoteca cedida a la constructora, comenzó el proceso de desahucio en 2010. No estamos pues ante un proceso de usurpación, sino ante una ejecución hipotecaria.Y ante una indefensión de las familias que no podían demostrar su condición de realquiladas.
La tercera familia desistió de defender su vivienda. Seguimos adelante con las de Loubna y Justo, y logramos parar el primer intento de desahucio. Se les concedió justicia gratuita en un proceso de ejecución hipotecaria siendo ellos ocupantes del piso. El Juzgado 31 les solicitó el 18 de marzo títulos de propiedad que, obviamente, les era imposible demostrar. Esa solicitud no se trasladó a la abogada de Loubna. Tampoco el juzgado trasladó a la familia que había una ejecución.
Hemos alegado indefensión y falta de legitimación por parte de Bankia, que no tiene deuda con las familias sino con una empresa que ya no existe. No entendemos qué gestiones se han llevado a cabo en el juzgado no ya para parar el desahucio, sino siquiera para clarificar la situación legal del edificio.
Vuelve la normalización de la violencia de los desahucios
El Ayuntamiento de Ahora Madrid ha popularizado el adagio de «Ciudad del Abrazo» para denominar a la capital. Paralelamente, desde el comienzo de 2017 en la PAH estamos viviendo procesos de desahucio agotadores y muy dolorosos para las familias. Tanto Bankia como los grandes tenedores de vivienda se niegan persistentemente a negociar.
Mientras tanto, las familias son llevadas de una oficina de servicios sociales a otra sin que se les ofrezca ninguna alternativa. Acaban confundidas, despistadas y exhaustas. Y cuando por fin llega el día del desaolojo nos enfrentamos a un despliegue de antidisturbios, cerrajeros, corte de calles… y también la policía municipal. Esa misma que según el concejal Javier Barbero había dejado de participar en desahucios.
Bankia sigue tirando de la cuerda que les ofreció el Ayuntamiento. Esa primera reunión de Carmena para obtener viviendas sigue pesando sobre sus políticas de vivienda. Pero con 300 pisitos no puede resolverse la violencia que practica Bankia.
Sabemos que en otros distritos se está haciendo notar un trabajo activo por parte de las Juntas Municipales para detener los desalojos (a la vista de que las viviendas prometidas siguen sin llegar. En Vallencas continuamos haciendo llamadas telefónicas, pivotando de reunión en reunión, dedicando más tiempo a analizar la imagen pública del Ayuntamiento o el efecto de los comunicados de la PAH que a las tragedias que viven nuestras vecinas. Como Loubna, como Justo, como Dara, Charo, Vera… Sólo en abril, sólo en Puente de Vallekas, nos hemos encarado con más de 20 desahucios. La mayoría los paramos, y los seguiremos parando. Otros, como los de Loubna y Justo, se ejecutan con violencia y sin alternativa por parte de nuestras instituciones públicas.
¿Qué paz tendremos en Madrid sin garantizar derechos fundamentales?
A PAH Vallekas nos resulta casi un mal chiste que la expulsión de Loubna y Justo de sus casas coincida con el día que el Ayuntamiento de Ahora Madrid cierra sus Jornadas para la Paz y la Convivencia.
En esas Jornadas se ha vuelto a hablar de lo que nuestra Alcaldesa del Cambio llama «violencia urbana». Se vuelve a hablar de okupación ilegal y, lo que es más grave, la máxima autoridad municipal equipara la ocupación de viviendas vacías con la actividad de grupos neonazis o el terrorismo. ¿Declaraciones irresponsables o interesadas? No lo sabemos, pero vecinas del barrio se acercan incluso para preguntarnos qué hacer si alguien «les ocupa la casa»: lejos de promover la paz, fomentan el miedo, la paranoia y la guerra entre pobres.
¿Cómo vamos a vivir en paz? ¿Cómo es posible exigir a personas lo mismo que a grandes corporaciones económicas? ¿Son posibles la convivencia o el civismo cuando se vive sin luz, sin agua, con el peso permanente de la fecha del desahucio sobre las cabezas?
Nos preguntamos el origen de esta obsesión de Manuela Carmena con las ocupaciones, y recordamos que todavía no hemos podido transmitirle estas inquietudes directamente, pues nunca ha accedido a reunirse personalmente con el movimiento de vivienda.
La ILP de vivienda. Cincuenta mil firmas para acabar con los desahucios
Vivimos este proceso paralelamente a la recogida de firmas para presentar la ILP de Vivienda en la Asamblea de Madrid. Hasta la fecha de hoy hemos obtenido el compromiso y el apoyo de casi 40.000 firmantes. Cada sábado en el Bulevar, los mercados y el Campo del Rayo y en el resto de toda la Comunidad de Madrid nos hacen sentirnos apoyadas en una lucha que creemos legítima y que ganaremos para todas.
Pero hemos de recordar que sin un cambio legal será imposible detener tragedias como la que hemos vivido esta mañana. Madrid y sus pueblos, sus vecinas y sus barrios necesitan un ámbito jurídico que les protega, que ampare sus daciones en pago, que les garantice un hogar por derecho y con suministros básicos garantizados.
Hasta que llegue ese momento, la PAH seguirá diciendo: SÍ SE PUEDE.